Indicó que cerca de una hora y media antes que culmine el recital, algunos de los socorristas se retiraron debido a que consideraban que no estaban dadas las condiciones.

Ellos, tras consulta con el jefe de seguridad, decidieron quedarse, pese al pedido, dado en la primera de las interrupciones del concierto.

Cuando reanudó, sintieron que el estado de ánimo y la energía no eran las habituales.

En ese momento, escucha por el handy que intercomunicaba los puestos médicos, que se había ganado gente por la derecha del escenario, mirando de frente.

Explica que los únicos lugares que no están sellados con fenólicos son los hospitales de campaña, para facilitar el acceso y salida de las 18 ambulancias, que eran muchas, dijo.

Reveló que al colarse por ese lugar, rompieron todo lo que estaba a su paso, incluyendo una ambulancia y hasta golpearon al chofer.

En otro orden, indicó que por la misma radio escuchó que estaban reanimando un paro cardíaco y, llamativamente, que buscaban el escribano para que se haga un acta por dos personas que no querían ser atendidas para seguir viendo el recital.

Una de ellas con una fractura expuesta y otra con un neumotórax.

También dijo estar sorprendido porque en las primeras horas de la tarde observó que había en derredor personas que habitualmente se instalan más atrás.

Temprano ya empezaron a realizar asistencias por sofocamiento.

Como ejemplo indicó que sacó de esa zona a un cardíaco con dos stent, un paciente oncológico y a muchos chicos, realmente, una cantidad importante.

Él cree que esas personas confiaban en que la zona del pogo sea más adelante.

Por último afirmó que desde Tandil vinieron 8 personas a trabajar, que fueron ubicadas la mitad en el mangrullo y la mitad restante a uno de los hospitales de campaña.

Ellos llegan por trabajar para un servicio privado de ambulancias de Tandil, que es contratado por la empresa Apex Argentina, cuya razón social es Prevención y Respuesta S.R.L. y es la empresa que los Peuscovich convocan para el trabajo sanitario.