La especificación habla del tramo Las Flores – Azul, o sea, desde el km 191 hasta el 311.

Los documentos fijan los requerimientos del personal técnico que deberá actualizar y definir las líneas finas del proyecto con el que se llamará a licitación.

Los plazos de esta licitación culminan con la firma del contrato para la ejecución del estudio en el mes de abril, mientras que para la confección del proyecto se extienden unos 240 días, o sea, 8 meses.

En caso que los tiempos se respeten, el estudio debería estar listo para el mes de diciembre de 2017.

Si todo sigue con los tiempos que habitualmente tiene el Estado, la licitación para la ejecución de los trabajos, debería publicarse en los primeros días del 2018.

Siguiendo con el razonamiento, una obra de esas características debería demorar unos 3 meses para la recepción de las ofertas, la apertura de sobres, adjudicación y la firma.

Con viento a favor, los hombres y las máquinas deberían estar llegando al terreno en el segundo trimestre del año 2018.

Un punto importante tiene que ver con el paso de la autovía por la ciudad de Azul, ya que la obra está proyectada hasta la rotonda con la Ruta Nacional 226. Allí se pide proyectar al menos cuatro variantes con sus correspondientes impactos técnico-económico-ambientales.

En Cacharí, en cambio, pide la proyección de al menos 3 variantes.

Otro de los puntos importantes en estos cuatro tramos en los que se proyecta la construcción tiene que ver con cómo se montará la segunda calzada. Se explica que “se desarrollará en su mayor parte paralelo al actual, debiéndose definir la localización precisa, en base a estudios catastrales, antecedentes y servicios o interferencias que se hallen en la zona de camino existente”.

Se resalta que “En todos los casos el ancho mínimo de relevamiento será de 120m y abarcará el ancho de zona de camino del proyecto”.