Jueves 28 de Marzo de 2024

DEPORTES

9 de julio de 2015

Una vez mas el Maxi y un espectáculo en la real dimensión de la palabra.

Una multitud acompañó el amistoso internacional entre Argentina - Uruguay e idolatró la figura de Sergio Hernández-.

En Olavarría el Maxigimnasio tiene un magnetismo especial. El basquetbol en particular cuando pisan su parquet jugadores profesionales. Ni hablar cuando dentro de ese contexto se halla inmersa la figura de Sergio Santos Hernández. No hemos visto idolatrar sin concesiones a una persona como ocurre una y otra vez con el "Oveja" en ese recinto. 

Cuesta explicar y mucho mas analizar como es que ese idilio se mantiene intacto y  no reconoce generaciones y lo que resulta aún mas complejo entender,  que esa veneración la generan muchos de los que no están identificados con  esta disciplina, y que solamente dicen presente en ocasión de citas con basquetbolistas profesionales. Si amaran realmente el basquetbol  acompañarían en partidos de otras categorías, que los hay y muy buenos y la realidad es que no es así. Tres mil personas presenciando  a dos preselecciones  sin sus figuras mas salientes, y en las dos escuadras muchas caras anónimas para un gran porcentaje de ese público que vistió de fiesta la noche del miércoles. La presencia de la televisión nacional,  la pantalla gigante en el mismo estadio, los entretenimientos en los descansos del cotejo, han sumado seguramente para reunir una concurrencia algo mas saliente.- Pero la magia debe pasar por otro lado.Excede a los protagonistas dentro de la cancha. Quizás tenga que ver con saber que la fiesta está en las tribunas. Que concurriendo uno se siente mucho mas que un mero espectador. De ahí que no es casual ver la elegancia de la mayoría de las mujeres que asisten, de la presencia del hombre acompañado de su familia, de los muchos que uno observa  se entretienen dirigiendo su vista a otros puntos del  gimnasio mas que a la cancha misma. Como para preguntarse en casos como el que nos ocupa si dentro de esa mega fiesta hubo un partido y si  el juego en si mismo es realmente lo que importa. Daría la impresión que no. Texto: Carlos Zangara. Foto: Cortesía "El Popular"

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