Jueves 25 de Abril de 2024

LOCALES

28 de junio de 2015

Habrá grotesco en el Grupo de Lectura Escritores de Olavarría

El martes 30 e llevará a cabo una nueva reunión del Grupo, con la coordinación de la escritora Norma Guerra. La cita será en la sede del Archivo Histórico Municipal, calle Lamadrid 2658, a partir de las 16 y hasta las 17.30 hs. Las reuniones del grupo son el último día martes de cada mes, libres, gratuitas y abiertas a la comunidad.

En el taller de este mes se abordará el género grotesco criollo, que deviene del sainete y del grotesco italiano y nace de la pluma magistral de Armando Discépolo, quien a través sus obras nos muestra el Buenos Aires de la inmigración, interior y exterior, con sus característicos conventillos en donde las personas de procedencias disímiles intentan convivir, dejando entrever el desarraigo, las desilusiones y la incomunicación.

Se eligió para este encuentro, “Mateo”,  obra cuyo autor, Armando Discépolo, la  calificó por primera vez como grotesco. Se estrenó, en el Teatro Nacional, en el mes de Mayo del año 1923 con muy buena aceptación del público y de la crítica. La obra narra la historia de una familia de inmigrantes italianos que viven en un conventillo del Buenos Aires de principios de siglo XX. La familia sobrevive a duras penas gracias al dinero que Miguel, el padre de la familia, gana como cochero de un carro tirado por Mateo, su viejo y cansado caballo y el protagonista de esta historia. El nombre "Mateo" fue el que se popularizó después de la obra para los carruajes en la ciudad de Buenos Aires. Han pasado 92 años de aquella primera representación, sin embargo, puede decirse que sus fundamentos son de gran vigencia dado que “Mateo" es una crítica a la deshumanización de la modernidad; habla de la pobreza y, como destino, la delincuencia; la trata de personas; el amor a los animales y también el derecho al trabajo y a una vida digna como valores fundamentales. El profesor Guillermo Cacace afirma que “Discépolo no salva a nadie" no habla de ricos malos y pobres buenos. Se hace cargo de un asunto más complejo: de cómo se teje la trama de una sociedad que fracasa”.

Armando Discépolo nació el 18 de agosto de 1887 en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, en la calle Paraná a metros de la avenida Corrientes. Su padre fue Santo Discepolo, un inmigrante italiano oriundo de Nápoles, músico, que llegó a ser director de la primera Banda Municipal; en tanto su madre, Luisa De Luchi, era porteña, hija de padres genoveses. A los 18 años, cuando muere su padre, Armando decide dedicarse por entero a la profesión. Tuvo la suerte de que Pablo Podestá, el actor más importante de aquel momento, se entusiasmara y aceptara interpretar su primera obra teatral: “Entre el hierro” que fue un éxito rotundo. A partir de entonces, Discepolo escribió de una a dos piezas por año, entre las que se pueden destacar “La Torcaza”, “El novio de mamá”, “La espada de Damocles y “El movimiento continúa”. Luego llegaron sus obras más reconocidas: “Mateo”, “Mustafá”, “Giacomo”, “Muñeca”, “Babilonia”, “El Organito”, “Stéfano”, “Cremona” y “Relojero”, escritas entre 1921 y 1934. En el mes de abril de 1963 contrajo matrimonio con la actriz Aida Sportelli, hija de italianos, su inseparable compañera desde los años 30. Era hermano del poeta y compositor de tango, Enrique Santos Discépolo. A partir de 1934 decidió no escribir más argumentando que “no me queda más que decir como dramaturgo”. Murió en Buenos Aires el 8 de enero de 1971, a los 83 años.



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