Si bien es la opinión de los periodistas y como todo punto de vista discutible, no deja de pasar inadvertido los años de lujo  que ha tenido María Victoria Maíz durante 2013 y 2014.

El  pasado en la consideración general estuvo  a muy poquito del halago máximo, distinción que quedó en poder de Nico Pezzucchi.

Sus pergaminos internacionales respaldan ambas figuraciones y por tratarse de un deporte como las bochas y sus derivaciones  el Raffavolo y el Servín, donde la parte física es importante pero no determinante, su futuro es ilimitado.

Y en cuando a condecoraciones Federico Chingotto parece no tener límites en su camino por el padel. Francisco Bide sigue brillando en el espinoso mundo del golf tan exigente por cierto.

Agustín Vernice es otro de los grandes del deporte olavarriense. Es un abonado a cuanta condecoración se realice desde cualquier atalaya, y su vida deportiva, que ya tiene una vasta trayectoria recién pareciera podría arrancar.

Martín Mattaini y Roberto Frigo en Automodelismo y Lanzamiento respectivamente, obligaron a los cronistas deportivos a invitarlos nuevamente a la gran fiesta ya que en las últimas temporadas fueron largamente exitosos.

Sería un error pensar que el desarrollo deportivo pasa por un reconocimiento. A tal punto es así que en la constelación anual podrían haberse reiterado otros nombres que no estuvieron en la membresía del Círculo pero que hicieron tanto méritos casi para estar entre los elegidos.

Dudas en una elección, omisiones injustificadas, broncas por quedar afuera serán moneda constante en cada oportunidad de un premio que surge únicamente en el deseo de devolver algo de los mucho que los verdaderos protagonistas que son los deportistas entregan por amor a la disciplina  que practican. 

Texto Carlos Zangara ( Pasión Deportiva)