Jueves 25 de Abril de 2024

22 de diciembre de 2014

Hay que aprender a vivir cada día con el “presente que tengo”, no con el “deseo que tengo”, dijo Rivadavia

La Licenciada en Psicología Mónica Rivadavia habló por Radio Olavarría sobre las ausencias y presencias no deseadas en estas fiestas que se avecinan, y sobre el aislamiento de algunas personas

Dijo que las fiestas tienen esa magia desde chiquitos, y que tenemos la percepción de que antes eran más lindas. La persona la recuerda desde el lugar de niño, porque  cuando era chico, no tenía responsabilidad, obligaciones ni conciencia de la realidad. Todo el entorno estaba basado en los regalos. A partir de que vamos creciendo, cada uno va teniendo responsabilidades y empieza a ver la realidad, teñida de cosas buenas y malas, y es ahí que, entonces, pierde esa magia enganchada. Todos tenemos presente esa Navidad a nivel inconciente, y resulta que a partir de los 20 o 30 años, vienen primero las ausencias que duelen, y luego las presencias en las que uno no se lleva bien con todo el mundo, pretendiendo esa Navidad infantil, en la que esto no sucedía. De adulto, debe compartir el encuentro y la disidencia. Y esto de no compartir, cuesta, y uno tiene que aprender a respetar. Compartir y escuchar, compartir y respetar, esa es la idea, sostuvo la Licenciada Rivadavia

Hay cosas que no van a estar, y hay que aprender a vivir cada día con el “presente que tengo”, no con el “deseo que tengo”, dijo Rivadavia

Hay que enfrentar esto, y aprender a no negar la Navidad y escapar de ella, porque sino en el fondo no hago el rito, solamente se va a  comer a fuera con gente desconocida, se  saluda y se brinda, pero se pierde el espíritu de la Navidad. Uno niega las ausencias porque es doloroso, pero no hay otra realidad, y no podemos modificarla, Esto sucede si la persona es más infantil, y se llama “negación”, y a medida que vaya negando, será peor.

La Licenciada en el transcurso de la charla contó una anécdota personal de su vida, sobre su madre con Alzheimer que falleció hace dos meses, y mencionó en ella, que había salido hace unos pocos días a hacer las compras navideñas, y pensó qué compraría para su mamá: unos lápices de labios y unas pinturas, agregó. La impactó, darse cuenta que su madre ya no estaba, que había fallecido. Recordó que su madre no era una persona demasiado participativa,  pero era su presencia la que estaba dando vueltas, para ella estaba, porque era la que tenía el dolor.

Todo pasa a ser “normal” cuando aceptemos lo que ya no está, cuando podamos lograrlo.

Ese control de lo que ya no podemos tener, es quedarse en la depresión, porque es querer tener el control de todo lo que yo deseo

Tengo que aceptar que una parte es la que yo puedo más o menos manejar , pero no puedo tener el control de que no venga a mi mesa navideña la hermana de mi marido que no la puedo ni ver, ejemplificó. Tengo que aprender a tolerar y ver lo bueno, sostuvo.

Tengo que superar los conflictos para no caer en depresión, concluyó



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