Ricardo, junto a Lucrecia, mamá de Jaime, están sorprendidos por la repercusión que ha tenido el caso de su hijo con Síndrome de Down, que concurre a la Escuela Cristiana Evangélica de Olavarría, un establecimiento para chicos que no tienen discapacidad, que ha sido tomado como “testigo” a nivel provincial

Afirmó que en la región hay un caso de un nene de Saladillo que va a sala de 5 en Jardín, y también una chica de Pergamino que concurre a la Secundaria. Ambos, como Jaime, asisten a establecimientos comunes, sin intervención de escuelas especiales.

Señaló que algunos ámbitos del Estado han reconocido que la educación segregada ya no es lo correcto, pero aún siguen sin ocupar el espacio al que ellos invitan, ya que no hubo concurrencia a este plenario.

Agregó que la CTERA adhiere a la campaña, pero tampoco envió representantes.

Por otro lado, señaló que quieren que se respete la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, a la que ha adherido Argentina.

Hablan, además, de escuelas únicas y que los docentes “especiales” sean reasignados a escuelas comunes.

Explicó que los padres se apoyan entre ellos y ven que las experiencias son exitosas.

“Es darle la oportunidad a nuestros hijos  de que vivan en una sociedad incluidos las 24 horas y ellos sorprenden a todos”.

Por último, De Beláustegui sostuvo que el Estado le tiene mucho miedo a los gremios, que son los que defienden el actual sistema.

Agregó que los gremios arman la agenda, dictan resoluciones y rigen los destinos de la educación en la provincia.

Señaló que ellos piden reasignar a los docentes especiales a escuelas comunes, sin que pierdan salario, ni el puesto.

“Todo esto conlleva una revolución y el cambio les produce temor”.