Casi casi se nos “queman los libros”, frase que refleja que la realidad  nos da un cachetazo a todo lo que  veníamos afirmando sobre este rival mendocino en relación a nuestro Estudiantes.

Escribíamos convencidos,   el viernes tras el segundo juego,  que mas allá de lo acontecido en Mendoza, de ninguna manera Independiente podía ser un escollo en pos del objetivo bataraz que es el ascenso al TNA

Como explicar que en un partido donde el local tenía todo controlado, había puesto la casa en orden en el  segundo segmento ganándolo 25 a 16, y plasmando un 38 a 28 en los primeros veinte minutos, llegara a complicarse de tamaña  manera  a punto tal que,  de no ser por Abeiro, y por un par de “pitos dulces” se hubiera quedado afuera del Torneo Federal.

Centro Deportivo Rivadavia tiene un plantel muy corto, de  hecho Fernando Minelli su coach utiliza muy pocos  jugadores durante todo el cotejo. Así y todo en una reacción  impensada por el trámite  que nos deparaba el juego y  ante una pronunciada sequía del local, a  seis minutos  del final se enmudecía  el maxi: la visita pasaba al frente en el tanteador,

Lo que debió ser un último cuarto para el lucimiento terminó siendo para el sufrimiento.

No hay que restar méritos a Juan Abeiro.  Fue el verdadero abanderado en los tramos finales de  una recuperación  que parecía imposible. Además si Estudiantes perdía no iba a ser justo en relación a lo hecho durante más del setenta por ciento de los cuarenta minutos.

¿ Pero como digerir la actuación timorata del último segmento?

Cabe preguntarnos; ¿ Que hubiera pasado ante un rival de otra envergadura ?

Convengamos que mas allá de los méritos que hizo Estudiantes para ganar, dio vergüenza ajena ver como lo árbitros ignoraron una clarísima falta en ataque del propio Juan Abeiro que vio todo el estadio, y una inadmisible anulación en un doble reglamentariamente  válido de Trejo que hubiera alargado la diferencia, ambas acciones cuando quedaba muy poco por jugar.

Que hubiéramos pensado si fuera al revés.

Por lejos Abeiro, por ponerse el equipo al hombro en el final, porque no le tiembla el pulso en el momento en que  “ las papas queman” fue el jugador franquicia del partido. Bien Tantos. Luciano por ahí desaparece del juego, pero tiene la virtud de hacerse ver en los episodios complejos, cuando el aro parece mas grande que la pelota. Convirtió puntos cuando mas hacían falta.

La entrega de Juani Mateo es una virtud para no desechar, Levrino se cargó de faltas prematuramente y poco pudo aportar y Rodrigo Sanchez, que ya no juega tanto como antes, que ha perdido la confianza del cuerpo técnico, siempre suma  y desde nuestro punto de vista debiera tener mas minutos.

No cuestionamos la capacidad de Pisani. Sería una irreverencia de nuestra parte.  Ocurre que da la sensación que  en momentos  álgidos se pierde la calma con el consiguiente traslado  al jugador.

Rivadavia juega bien. Dentro de sus limitaciones tiene un libreto que respeta, algunos jugadores interesantes, ( Trejo, Bañez, Seoane) pero le cuesta mantener la intensidad durante los cuarenta minutos. En ese aspecto quizás  se justifica la dinámica que intenta Pisani cuando mueve tanto el “banco”

Por suerte el Bata sigue en carrera. Nos espera ahora una larga serie al mejor de cinco con Ferro Carril Oeste que va a reverdecer los choques históricos entre dos grandes del basquetbol argentino.

Sobre el final por un lado el festejo de un estadio que lució como en las mejores galas, y en contrapartida, la furia de los jugadores visitantes  contra la dupla arbitral que debió huir despavorida a los vestuarios.

Hubo también algunos cruces entre algunos simpatizantes albinegros contra sus pares mendocinos, pero la actitud mediadora de los dirigentes olavarrienses evitaron cualquier acto de discordia.

Finales por cuartos:  13-12 // 38 – 28 // 56 – 44 // 70-68

Goleadores: Tantos 14, Pennachiotti 6, Levrino 8, Juan Mateo 10, Abeiro 16(fi) Leandro Mateo 3, Sanchez 10 Silveyra 0, Facundo Barreto 2

En la visita: Seoane 14, Ronco 12, Trejo 10, Jerez 16, y Gomez 8, los mas efectivos.

Jueces: Aramayo y Catala.

Texto: Carlos Zangara.

Foto: Cortesía " Ola Basquet"