Jueves 28 de Marzo de 2024

CAMPO

7 de marzo de 2014

El consumo, una razón que explica la suba de precios.

En febrero, la faena de hacienda habría sido similar a la del año pasado, y la demanda interna se ubicó en 59 kilos por persona. La demanda reacciona con subas de precios al mostrador muy superiores.

Pese a las lluvias, a la incertidumbre y al parate de muchas grandes plantas exportadoras, la faena del mes de febrero habría sido igual a la del año pasado. Confirmándose así la hipótesis de que la suba de enero-febrero habría obedecido casi exclusivamente a la firmeza del consumo.
Con una producción de carne vacuna del orden de las 210 mil toneladas y exportaciones que difícilmente superen las 10 mil toneladas, el consumo en febrero se habría ubicado en los 59 kilos per cápita.
Dicho en otras palabras: frente a una disminución moderada y circunstancial en la oferta disponible para el consumo, la demanda local reacciona con subas de precios al mostrador muy superiores porcentualmente a la caída de la oferta. Un caso de manual para ejemplificar la inelasticidad de la demanda por carne vacuna.
La faena de enero-febrero, fuertemente afectada primero por la seca y luego por las continuas lluvias y por la incertidumbre derivada de la devaluación, se ubica al mismo nivel que el año pasado, lo que sugiere que la oferta ganadera se habría estabilizado en niveles tales, que si bien nos alejan definitivamente de un proceso de retención tampoco nos introducen todavía en una fase de liquidación.
En febrero, con 46 por ciento, la participación de las hembras en la faena se ubica en un nivel peligroso, pero no decididamente propio de una fase de liquidación.
Varios operadores piensan que muchos ganaderos, después del reciente salto en el precio de la hacienda que acumula 43 por ciento desde noviembre último, han abierto un compás de espera para tomar decisiones.
Ha llovido en gran parte del país y los mejores precios permiten vender un menor volumen de hacienda para pagar los gastos de vivir y los gastos de funcionamiento de un establecimiento.

Diferentes momentos

Hasta ahora, y desde principios de noviembre pasado, el precio del novillo ha subido un 43 por ciento, los insumos (hasta principios de febrero) han subido en forma ponderada 22 por ciento (en febrero habrían crecido entre dos y tres por ciento) y la inflación de los últimos tres meses, al menos la hasta acá registrada, habría sido del 13-15 por ciento. Por lo que hasta ahora habría una ganancia real moderada, después de dos años de atraso en el precio real del novillo.
Habrá que esperar la medición de la inflación y la suba en el precio de los insumos de marzo y de abril para hacer un balance más ajustado a la realidad.
Es probable que el precio del novillo ya haya completado el salto en valores nominales, por lo que podría mantenerse en estos niveles, mientras que los insumos y el IPC registrarían aumentos adicionales en marzo y abril.
Para entonces, empezará a reflejarse en los índices inflacionarios los aumentos que se aguardan en los salarios, en las tarifas y en los combustibles.
En los últimos siete años, los precios nominales del mes de junio resultan casi idénticos a los del mes de marzo (1,6 por ciento más), verificándose acá un efecto estacional adverso: los precios del novillo, después del fuerte salto de febrero-marzo, tienden en los meses posteriores a estabilizarse.
Se presenta una zafra abundante (500 mil terneros más que el año pasado) que, debido a las lluvias y a la incertidumbre, viene muy atrasada en su comercialización.
Se ha achicado mucho la brecha positiva (sobreprecio) de la invernada en relación al gordo.
Los feedlots, que representan hoy cerca del 80 por ciento de la demanda, piensan que el mejor momento de compra, con la mejor diferencia de compra/venta, se dará en abril. 
Por Ignacio Iriarte.



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